El espejo de la muerte

Miguel de Unamuno y Jugo (Bilbao, 29 de septiembre de 1864-Salamanca, 31 de diciembre de 1936) fue escritor y filósofo. Muy joven ganó la cátedra de Griego en la Universidad de Salamanca y en su madurez pasó a la de Historia de la lengua castellana. Es sin duda alguna una de las figuras claves de la llamada Generación del noventa y ocho, junto a Azorín, Benavente, Baroja y Valle Inclán. Sus escritos y su pensamiento fueron un revulsivo regeneracionista en la España que acaba de sufrir el trauma de la pérdida de las últimas colonias. Cultivó todos los géneros literarios (la novela, el ensayo, el teatro y la poesía) y fue un polemista único al que hoy llamarían tertuliano. Por su actividad política, fue desterrado a Fuerteventura por la Dictadura de Primo de Rivera, de donde se exilió luego, voluntariamente, a París y a Hendaya. Enfrentado al poder, es épico el enfrentamiento que mantuvo con el general Millán-Astray, el 12 de octubre de 1936, en el paraninfo de la Universidad. Ocurrió durante el acto de apertura del curso académico que coincidía con la celebración de la Fiesta de la Raza, y en este acto Miguel de Unamuno, rector de la Universidad de Salamanca, se enfrentó públicamente al general, que poco antes había pronunciado una soflama contra la inteligencia y exaltadora de la muerte. Unamuno pronunció entonces un discurso lapidario que incluye lo siguiente: Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta en esta lucha, razón y derecho. Me parece inútil pediros que penséis en España. Sus libros sobre el ser de España son clásicos absolutos: Vida de don Quijote y Sancho, En torno al casticismo, etc. Como narrador escribió novelas, que él llamaba «nivolas», entre las que destaca Niebla, La tía Tula y San Manuel Bueno, que reflejan la profunda originalidad de su pensamiento.